miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los niños piden poco...

Es un honor para mí presentarles el tema "Los niños pedimos poco".
Hace varios días, una maestra le pidió a sus alumnos que escribieran un deseo para Dios. Hubo una carta que conmovió a toda la gente y se publicó en el diario principal de su ciudad. Decía así: "Señor, tú que eres bueno y proteges a todos los niños de la tierra, quiero pedirte un favor: Transfórmame en un televisor… para que mis padres lo cuiden como lo cuidan a él, para que me miren con el mismo interés con que mi mamá mira su telenovela preferida o papá el noticiero.



Algunos padres dicen, "yo nunca haria a un lado a mi hijo" , pero todos lo hacen; a veces, mientras ven la película que alquilaron, y otros mientras atienden a sus amigos, trabajo, citas, viajes y compromisos. ¡Es verdad! Los adultos no se comunican con los niños. Hay quienes presumen ser caritativos, pero tienen el corazón hueco. Desean arreglar el mundo, pero dañan a sus propios hijos.
Los adultos son responsables de nuestro nacimiento y en su egoísmo, ignoran que también tenemos necesidades y derechos. Los niños somos personas puras y buenas. Llegamos al mundo con la mente limpia y queremos aprender. Observamos a nuestro alrededor y sólo vemos familias deshechas, pleitos, divorcios, robos. Nuestros padres y maestros nos enseñan a mentir y a temerles.



Los niños no queremos dinero, no nos interesan patrimonios o cuentas bancarias, a veces los adultos quieren heredarnos "eso"; pero, con todo respeto, ¡es basura! Lo que los niños pedimos es poco. Sólo atención e interés. También tenemos nuestros problemitas y a veces no hay nadie cerca para platicárselos: también tenemos nuestro corazón y a veces no hay a quien abrazar para decirle "te amo"; también tenemos un gran deseo de aprender cosas buenas y a veces no contamos con alguien que nos enseñe con paciencia.
Si los niños viven con golpes, aprenden a ser agresivos. Si viven con burla, aprenden a ser tímidos. Si viven con indiferencia aprenden a ser fríos.

Los niños nos convertimos en triunfadores si los adultos nos tratan como triunfadores. Los niños nos convertimos en problema si los adultos nos tratan como problema. Somos masillas en sus manos. ¡Por favor. Papá, mamá, maestro, maestra, enséñenos lo bueno de ustedes! Adulto: los niños pedimos poco. Tenemos almas limpias, no nos ensucies; tenemos corazones buenos, no nos hagas malos; somos seres humanos, ayúdanos a vivir y así, cuando crezcamos, podremos decirte: gracias por lo poquito que me diste, porque ese poquito fue justo lo que yo nesecitaba para ser feliz.
A los conocidos les digo, por ejemplo: "¿Por qué tu hijo de seis años no sabe montar a caballo, no toca el violín, no patina sobre hielo, no esquía en la nieve, no escala montañas, no juega tenis, no habla francés? La respuesta es obvia. ¡Simplemente por que no le has enseñado! Y no le has enseñado porque tú mismo no sabes, y no sabes porque nadie te lo enseñó a ti cuando eras niño. Ahora te pregunto: ¿Tú crees que si a tu hijo lo instruyeras con paciencia, tiempo y dedicación en cualquiera de esos o en todos ellos, los aprendería? ¡Claro!". Sin embargo, aún blandiendo esa lógica inobjetable, la mayoría de los padres sonríen alelados, pero no hacen nada. Y no hacen nada por pereza, por tener prioridades erradas. ¡Los adultos somos miopes! Mejor dicho, haraganes, apáticos, desidiosos. Invertimos en todo menos en la educación de nuestros hijos. Para actuar como verdadero padre, hay que cubrir el importe de las clases, pero también apagar el televisor, ponerse los zapatos deportivos y salir a jugar con el niño, correr tras él mientras aprende andar en bicicleta, ayudarlo armar su autopista, apoyarlo a preparar sus concursos, leerle un cuento por las noches, dedicarle las tardes y los domingos. ¡Enseñarle! ¡Jugar con él! ¡Estar ahí! ¿Comprenden?.

Hay padres irresponsables que justifican su ausencia diciendo que dan tiempo de calidad a sus hijos, pero es mentira. Los niños crecen muy rapido.Un pequeño de 3 años , aprende y madura en un mes, el equivalente a lo que adulto de 40 aprende y madura en un año.Asi como el padre , se aleja 15 dìas , su hijo adquiere experiencias formativas equivalentes a 6 meses, con la diferencias de tiempos relativos, si los padres no estan presentes cada dìa propiciando identidad y comunicacion real es muy fácil que al cabo de unos años, se haya abierto un terrible abismo generacional.
DIrigentes del mundo futuro
Carlos Cuauhtemoc Sánchez

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